martes, 8 de diciembre de 2009

El consumo consciente o consumo responsable

La visión del CRIC


El término consciente (o "consumo responsable") se va oyendo cada vez más en diferentes ámbitos, y para cada cual puede tener significados diversos. Para el CRIC quiere decir todo esto:



Ética también en el consumo. En nuestras actividades cotidianas actuamos de acuerdo con nuestra ética: valoramos lo que nos parece bien o mal antes de tomar decisiones. En cambio, cuando consumimos es habitual tomar las opciones que se nos presentan como más "fáciles": baratas, accesibles, de moda... El consumo responsable (CR) intenta deshacer este "divorcio" entre el comportamiento como ciudadanos y como consumidores: valoramos qué nos parece bien también al consumir.





Tomar las riendas de las decisiones. El CR traslada la toma de decisiones desde la publicidad, el mimetismo social o intereses particulares hacia el criterio de cada cual.





Acción para el cambio social. Hay muchas cosas en el mundo que no nos gustan: injusticias, degradación del medio... Nuestro consumo tiene que ver con ellas, porque con cada acto de consumo influimos sobre la evolución de la sociedad. El CR intenta que lo que potenciamos con nuestro consumo no sea contradictorio con lo que queremos potenciar a nivel social.





Cambiar la actitud ante el consumo. Hacer un CR no se trata simplemente de una elección entre marcas ni sólo de consumir "verde", sino de un replanteamiento de toda la forma de consumir. Preguntémonos primero si realmente tenemos necesidad o deseo de lo que vamos a consumir, después de cuántas maneras se puede satisfacer esta necesidad o deseo, y finalmente, en caso de hacerlo a través del mercado, cuál de las opciones que nos ofrece nos parece más acertada.





Liberación, no obligación. No se trata de "cumplir con la obligación" de seguir unas normas que se nos dictan; esto nos hace sentir culpables y buscar excusas cuando no podemos hacerlo. Al contrario, se trata de sentir la liberación de hacer lo que desde dentro sentimos que es mejor y nos hace sentir más satisfechos, de no estar ligados a necesidades falsas, a modas o hábitos que no sabemos muy bien porqué seguimos, de entender mejor cómo funciona el mundo en el que vivimos, de no participar en dinámicas que no nos parecen correctas.





Practicar el consumo responsable



Practicar un consumo responsable empieza por algo tan sencillo como observar nuestro consumo de cada día. Muchas veces el propio sentido común nos sugerirá cambios positivos. No tenemos que tener miedo o vergüenza de tomar hábitos "extraños", como ir a comprar con el carrito; lo que tendría que ser extraño es que no sean "normales".





Dedicar tiempo a buscar información, identificar las opciones más válidas en cada momento, etc. es una buena inversión: lo más seguro es que practicar un consumo responsable nos lleve, a fin de cuentas, a disponer de más tiempo para nosotros.





A veces el CR nos llevará a escoger opciones que no son las más accesibles en el mercado o que no son las más baratas, pero también llegaremos a la conclusión que de hecho dejar de comprar muchas cosas nos aporta muchas ventajas; a la larga gastaremos menos dinero.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Reduce y reutiliza

El mejor residuo es el que no se genera. En este sentido, la labor como consumidores y consumidoras es fundamental. En nuestros hábitos de compra podemos tener en cuenta una serie de prácticas que pueden evitar la generación de residuos. Y luego los residuos que generamos los debemos reintegrar en el circuito del reciclaje a través de los sistemas de recogida selectiva.



¿Qué podemos hacer?



Evita el consumo innecesario de envases plásticos:



•Evita el uso de productos de usar y tirar: platos, vasos, cubiertos, etc.

•No compres productos sobre envasados, por ejemplo, alimentos en bandejas de poliestireno y sí a granel.

•Rechaza los alimentos que vienen en "bolsitas individuales" dentro de un paquete más grande.

•Si eliges el embotellado en plástico decídete por el PET frente al PVC. Evita también juguetes y objetos que estén hechos de este plástico.

•Consume productos envasados de mayor capacidad, y evita los de uso mini o individualizado.

•Cuando vayas a la compra no olvides llevar tu carro de la compra o la bolsa de lona o malla. En última instancia, reutiliza las bolsas que ya te han dado. Rechaza las bolsas que no necesitas, aunque insistan en regalártelas.

•Utiliza bolsas de basura de plástico reciclado o bolsas compostables fabricadas con almidón de maíz en vez de plástico.

•Utiliza los sistemas de recogida selectiva de envases ligeros.

Utiliza envases retornables. Además de promocionar el consumo local, se evita la utilización de envases de un solo uso:



•Compra bebidas (principalmente) en envases de vidrio retornables.

•Retorna las botellas a los sistemas de recuperación.

•Utiliza los sistemas de recogida selectiva del vidrio.

Ten en cuenta tu consumo de productos de papel:



•Sustituye manteles, platos y vasos de papel por materiales lavables o reutilizables. Utiliza pañuelos de tela. La industria de productos de usar y tirar es la que genera más basura en todo el mundo.

•Evita los envases y embalajes innecesarios.

•Insiste al dependiente en que no te envuelvan los objetos que has comprado, salvo que sea imprescindible.

•Indica en tu buzón que no quieres recibir publicidad.

•Guarda los papeles de regalo y úsalos de nuevo.

•Utiliza las dos caras de una hoja de papel cuando escribas.

•Guarda los sobres que no estén deteriorados y reutilízalos.

•Aprovecha al máximo los cuadernos y material de papelería escolar.

•Imprime tus documentos sólo cuando sea necesario y siempre por las dos caras.

•Ahorra en libros, revistas y prensa compartiéndolos y utilizando las bibliotecas y hemerotecas.

•Enseña a los más pequeños de la casa a cuidar los libros y material escolar.

•Evita las suscripciones a catálogos y revistas que no te interesen realmente.

•Compra papel reciclado.

•Recicla los residuos de papel y cartón que generes.



Más información: http://www.reciclapapel.org



Evita el consumo de pilas:



Las pilas contienen productos altamente tóxicos como el mercurio, el cadmio y el plomo. Además para fabricar una pila se consume una energía cincuenta veces mayor a la que ésta aporta durante su vida útil.



Ante todo debemos tener en cuenta el riesgo que supone para el medio ambiente y para la salud el depositar las pilas usadas con el resto de la basura, especialmente las pilas y baterías de níquel o cadmio, y las de tipo botón (que son más contaminantes por su contenido en mercurio). El vertido incontrolado, o la gestión como un residuo más (y no como un residuo peligroso), puede generar un riesgo de contaminación de los suelos y de los cauces de agua si el contenido de las pilas se esparce en el medio.



•Evita comprar aparatos que funcionen con pilas, como juguetes. Recuerda que la alternativa solar es siempre mucho más ecológica y muchos aparatos funcionan con ella (radios, relojes, calculadoras, cargadores para el teléfono móvil y el ordenador portátil, e incluso para recargar las mismas pilas).

•Reduce la cantidad de pilas que consumes. Siempre que sea posible utiliza la energía eléctrica de la red en vez de las pilas.

•Elige pilas recargables. Aunque son más caras a la larga resultan más económicas.

•Si consumes pilas botón exige al vendedor que estas contengan litio o sean alcalinas, frente a las de óxido de mercurio o de plata, o las de zinc-aire.

Además:



•En muchas ocasiones, el dicho "lo barato sale caro" es una realidad. Elige aquellos productos que vayan a tener una duración más larga, y que puedan ser reparados en caso de avería o rotura... ¡y llévalos a arreglar cuando sea necesario!

•Siempre que puedas compra los alimentos producidos lo más cerca posible a tu localidad. Además de fomentar la economía local y reducir el transporte, evitarás el embalaje necesario para su transporte.

•Sustituye productos tóxicos por otras alternativas naturales.

•Los envases de tetra-brik, que son un símbolo de nuestra sociedad actual basada en productos de usar y tirar, requieren un proceso de reciclaje muy complejo y costoso que se evita con la utilización de otros envases como el vidrio, reutilizable y de más fácil reciclado.

•Sustituye productos de un solo uso por otros reutilizables: mecheros, bolígrafos, cartuchos de tinta y toner reciclados, etc.